5 comedias para antes de dormir

Todos sabemos que el estrés es una de las razones que más nos quitan el sueño. Las preocupaciones del día a día aprovechan la calma de la noche para montarse una fiesta en nuestra cabeza, y hacen más ruido que un elefante en una cacharrería. Total, que entre los nervios y esa mala costumbre de consultar los problemas con la almohada, muchas noches dormirse parece misión imposible.

Cuando el estrés es la causa de que no podamos dormir, recurrimos a remedios caseros para el insomnio o a trucos para relajarnos y desconectar.  Hoy no vamos a hablar de pastillas para dormir, infusiones relajantes o medidas de higiene del sueño. Hoy vamos a hacer una lista de 5 comedias para antes de dormir.

En una hipotética encuesta sobre los métodos preferidos para dormir,  seguro que la televisión aparecería en uno de los puestos estrella del ranking de los somníferos naturales. Que tire la primera piedra quien no se haya dormido alguna vez viendo una película!  Y es que a veces todo lo que necesitamos para conciliar el sueño es liberar tensiones y desconectar. Por eso,  nosotros queremos tomárnoslo con humor y os proponemos una lista de comedias para irse a la cama con una sonrisa. Y es que la risa relaja: en ello se basa la conocida risoterapia, que defiende el poder de una buena carcajada para aliviar tensiones y bajar el nivel de estrés.  No sabemos si todos los beneficios que promete la risoterapia son ciertos, pero si un ratito de risas puede ayudar a que desconectemos y nos quitemos de la cabeza, aunque sea un rato, todo aquello que no nos deja dormir, ¿por qué no probarlo? Al fin y al cabo, reírse, como dormir, es de las pocas cosas que aún son gratis hoy en día.

¿Lo probamos viendo unas de estas comedias?

Atrapado en el tiempo: Para el pobre Bill Murray sólo existe un día: el día de la Marmota. Su desgracia es estar atrapado en el día en que “una rata” predice el final del invierno y que cada mañana, en su despertador suene la misma canción. Ideal para los que detestamos la rutina:

Ferris Bueller’s Day Off – Todo en un día:  Porque hubo un tiempo en que Mathew Broderick  no era el marido de la estrella de Sexo en Nueva York .  ¡Y sale la chica de Dirty Dancing haciendo otro papel! La comedia de adolescentes de los ochenta de la que puedes aprender qué no hacer con un Ferrari:

Los padres de ella: O lo que pasa cuando tienes un nombre un tanto desafortunado y tu suegro es Robert De Niro, ex-agente de la CIA:

Mejor. . . imposible: Una comedia romántica donde el héroe es Jack Nicholson no podría fallar. Para reír a carcajadas (y soltar alguna lagrimilla). Tú haces que quiera ser mejor persona.

Zombieland: Si te persigue un zombie, pégate a un tipo duro. Perfecta para dormir mejor este Halloween:

Estas son algunas de nuestras comedias preferidas para antes de dormir, pero esto del humor, como casi todo en la vida, es cuestión de gustos. ¿Nos contáis cuáles son vuestras favoritas?

 

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Dormir bien, secreto de belleza

En el cuento de Perrault, a la bella durmiente la despertó un príncipe totalmente prendado de su incorruptible belleza después de 100 años de dormir como una roca.  Y no nos extraña, porque dormir bien es una de las claves para sentirse y verse mejor.  “Uno de mis secretos es dormir mucho” (Y beber mucha agua, ir al gimnasio y comer ensaladas y hamburguesas de tofu). ¿Cuántas veces habréis oído afirmaciones como éstas en boca de las caras más bonitas o talentosas del star-system? Sobre la famosa alfombra roja de Hollywood han desfilado multitud de estrellas que claman las bondades de dormir bien como la clave de su belleza o secreto de su éxito. Helen Mirren, la reina Isabel del cine, confesaba en una entrevista que el único secreto para conservarse así de estupenda con 67 años era dormir como un lirón, y manifestaba detestar madrugar con todas sus fuerzas. Para la cantante Beyoncé dormir bien  y mucho es  la clave para lucir una piel espléndida. Y en el panorama patrio, Penélope Cruz, conocida dormilona hasta en las Américas,  confesaba en el show de Jimmy Kimmel que su hijo Leo había acabado con su afición a la siesta.

¿Pero hay algo de cierto en estas afirmaciones? ¿Será verdad que dormir bien mejora nuestro aspecto y que el insomnio puede ser el peor enemigo de la belleza? La respuesta más rápida y empírica a esta pregunta probablemente te la regale el espejo sólo con mirarte después de una noche de no pegar ojo: piel apagada, ojeras hasta los pies y pinta de extra de The Walking Dead. Pero en nuestro post de hoy queremos indagar un poquito más seriamente  por qué dormir bien contribuye a que estemos más guapos.

Por qué dormir bien es imprescindible para nuestra piel:

Para presumir de piel de bebé, duerme como un bebé. Es un consejo poco viable para la mayoría de las personas,  por aquello de que no tenemos tiempo, pero lo cierto es que la piel enseguida refleja cuando hemos pasado una mala noche. ¿Te has preguntado alguna vez por qué las mayoría de cremas y productos cosméticos para el cuidado de la piel recomiendan en su modo de empleo su aplicación antes de dormir? Esto de debe a que las células de nuestra piel se regeneran más rápidamente durante la noche. Mientras dormimos, además respiramos de manera más lenta y profunda, lo que favorece que la piel se oxigene mejor. Por eso cuando no se duerme bien,  los efectos en la piel son instantáneos.

Por qué dormir bien nos ayuda a mantener nuestra silueta:

Este punto es algo más controvertido, pero desde diversos ámbitos se ha establecido una relación entre el sobrepeso y la falta de sueño. Decía la nueva Presidenta Europea para el Estudio de la Obesidad, Gema Frühbek, que “la epidemia de la obesidad ha surgido porque dormimos menos”. Esto se relacionaba con el hecho de que la falta de sueño altera los niveles de leptina y grelina, hormonas que intervienen en la regulación del apetito. Por eso, adelgazar podría ser más difícil si la persona que lo intenta sufre insomnio o no duerme bien habitualmente. Por otro lado, esta misma semana se daba a conocer una pequeña investigación  que  trataba de  encontrar la explicación biológica de la relación entre la falta de sueño y la obesidad, concluyendo que si no dormimos lo suficiente, nuestras células grasas responden peor a la insulina, lo que podría llevar al sobrepeso. Este estudio se realizó con una muestra muy pequeña y sin observar los efectos de la falta de sueño a largo plazo, por ello no deberíamos tomárnoslo al pie de la letra. Pero lo cierto es que aporta más pistas de que la falta de sueño podría provocar alteraciones en el metabolismo.

Por qué dormir bien refuerza nuestro atractivo: 

En el British Medical Journal se publicó un curioso experimento, bautizado la bella durmiente.  Se fotografió a personas  después de una noche de sueño reparador y otras a las que se les ha privado de sueño, y se mostró las fotografías aleatoriamente a otras personas para que valoraran su atractivo y su estado de salud. Los resultados os los podéis imaginar: las personas con falta se sueño fueron percibidas por el “jurado” como menos atractivas y saludables que las que habían dormido plácidamente. Por eso, concluimos con un consejo: si queréis mantener vuestro poder de seducción, intentad dormir todo lo que os pida el cuerpo. Y ahora que ya lo sabéis, esperamos que dormir bien se convierta en vuestro mejor secreto de belleza.

Imagen: © Lev Dolgatsjov – Fotolia.com

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¿Cuántas horas necesitamos dormir?

Seguro que ante la pregunta de cuántas horas necesitamos dormir, lo primero que te ha venido a la cabeza son las famosas siete u ocho horas diarias que suelen recomendarse de forma general.

A pesar de que se suele afirmar que necesitamos siete o ocho horas de descanso nocturno como norma, la realidad es que hay que gente asegura que no necesita de seis horas de sueño para encontrarse bien al día siguiente. . .y otros que necesitan bastante más.

Todos conocemos (y muchos envidiamos) a madrugadores empedernidos que se levantan llenos de energía y buen humor después de tan sólo 6 horas entre las sábanas, sin parecer sufrir ninguno de los incómodos síntomas de la falta de sueño.

Y es que dicen que a quien madruga Dios le ayuda. . . Esto podría parecer cierto en el caso de Tomoji Tanabe, un señor japonés que  marcó un récord de longevidad  al morir en 2009, a los 113 años de edad. Cada día se levantaba a las 5 de la mañana para pasear por la playa y  leer el periódico, aunque él no atribuía el secreto de su larga existencia a los madrugones, ni al hecho de dormir mejor o peor,  sino a su resistencia a probar el tabaco y el alcohol.

Al  contrario que este afortunado, también sabemos de más de uno cuyo despertar  es  equiparable a una tortura china, y  que afirman no ser personas hasta que se han tomado un segundo o tercer café. Son aquellos que a pesar de haber dormido las preceptivas 7 u 8 horas, aún sienten somnolencia, y por eso sus mañanas son todo un festival de bostezos. Necesitan dormir más que la media, e incluso a veces se les tilda de vagos o perezosos, cuando en el fondo, probablemente sólo necesitan dormir “un ratito más”.

Algunas investigaciones científicas han tratado de averiguar la razón por la cual todos no necesitamos dormir lo mismo. ¿Por qué a los dormidores cortos parecen sobrarles horas de sueño por todos lados mientras otras personas echan de menos ese ratito de más?  La respuesta, como todos los misterios  que envuelven al mundo del  sueño, no está nada clara, pero se ha  vinculado desde a la predisposición genética a ser más o menos dormilones hasta  una mayor o menor variación en el número de horas de sol de los diferentes países.

También tenemos que tener en cuenta que las necesidades de sueño  no sólo varían de persona a persona, sino incluso de noche a noche, y  en ello influyen infinidad de factores, desde condicionantes genéticos, pasando por el nivel de actividad y por supuesto, la edad. Tanto la cantidad como la calidad del sueño varían con el paso de los años. Todos sabemos que los bebés duermen la mayor parte del día con pequeños períodos de vigilia intercalados; muchos adolescentes también parecen dormir como lirones y necesitan un mínimo de nueve horas de sueño ininterrumpidas. La media para los adultos son las archiconocidas 7 u 8 horas, mientras que las personas mayores suelen tener un sueño más superficial y se despiertan muy temprano sin lograr volver a conciliar el sueño, sin que ello suponga un problema de insomnio o un trastorno del sueño.

Ya hemos visto que son muchas variables a tener en cuenta como para hacer afirmaciones categóricas, por eso, la pregunta importante no es realmente cuántas horas tenemos que dormir, si no cuántas horas necesitas tú.  Las horas que necesitamos dormir son, ni más ni menos que las que nuestro propio cuerpo nos pide. Y no hay nadie mejor para conocer nuestras propias necesidades que uno a mismo.

Así que,  ¿nos cuentas cuántas horas necesitas dormir?

Imagen: MorgueFiles

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Curiosidades sobre los sueños

El mundo de los sueños y el hecho de la necesidad de dormir del ser humano siempre ha sido algo misterioso, y seguro que hay varias curiosidades sobre  los sueños que pueden llegar a sorprenderte. Soñar ya es de por sí  bastante intrigante, y a pesar de haber sido objeto de numerosas investigaciones científicas, desde campos tan dispares como la neurobiología, la psiquiatría o  la filosofía, todavía hay aspectos de los sueños que no tienen explicación concreta, entre ellas cuál es exactamente su función biológica.

 Ese aspecto misterioso de los sueños y el mundo onírico, no sólo ha atraído a la ciencia, si no que también ha inundado la cultura popular y las expresiones artísticas, desde la pintura (con Dalí y sus relojes  blandos como uno de sus referentes más conocidos ), hasta la música, el cine e incluso la literatura infantil. Decía el premio Nobel de Literatura Tomas Tranströmer   que «un poema no es otra cosa que un sueño  en vigilia».

Pero, ¿por qué atrae tanto el mundo de los sueños para que personalidades como Sigmund Freud dedicaran buena parte de su vida a intentar interpretarlos y entender su significado?  No sólo es el aspecto enigmático, la necesidad de encontrar una explicación racional o refutar hipótesis. Probablemente, también se deba a la percepción de que todo es posible en el mundo de los sueños: aquello que es inalcanzable suele convertirse en objeto de deseo.  Podemos estar dormidos en la cama, supuestamente quietos y en reposo, y en nuestros sueños estar viviendo la mayor de las aventuras. Hay quien, incluso, ha podido utilizar los recuerdos de sus sueños como una fuente de creatividad: la escritora Mary Shelley concibió la idea central para su conocidísima novela Frankestein después de un sueño, durante unas vacaciones en el Lago de Ginebra. ¡Qué mejor incentivo que soñar para intentar dormir mejor!

De modo contrario  a quienes los aprovechan como base de su arte, hay personas que creen que no sueñan, dado que, en su gran mayoría,  no solemos recordar nuestros sueños.  De hecho, se dice que el 90% de los sueños los hemos olvidado en cuestión de minutos, y con frecuencia las personas reportan  recordar más bien sus  pesadillas, probablemente debido al despertar abrupto.  Sin embargo, todo el mundo sueña: está científicamente demostrado que los humanos soñamos y varias veces a lo largo  de una noche de reposo, aunque habitualmente la fase REM es reconocida como la fase del ciclo del sueño en la que se dan más frecuentemente.

Otro cosa que suele pasar mientras dormimos y estamos soñando es que creamos que nuestros sueños están protagonizados por personas desconocidas o que no hemos visto jamás. Sin embargo, nuestro cerebro no se las inventa, ni las recrea de la nada: en algún momento de nuestra vida, nuestros ojos y nuestro cerebro las han percibido, sólo que no somos capaces de recordarlo conscientemente,  ya que nuestra memoria es selectiva.

Y por aquello de la vista y la información  que recibimos a través de nuestros ojos, podríamos preguntarnos si las personas invidentes pueden soñar cuando duermen. Las personas que  perdieron la vista después de nacer, conservan recuerdos de imágenes, y por tanto, sus sueños las incorporan. En cambio los sueños de las personas con ceguera congénita no son visuales, pero se basan en la información que recoge el resto del sentidos: oído, gusto, tacto y olfato, y pueden ser tan vívidos como los de una persona que puede ver.

Y por último, conviene saber que es posible que la televisión influya en nuestros sueños más de lo que parece, más allá de que determinados programas sean tan aburridos como para hacer competencia a las mejores pastillas para dormir. Algunos estudios afirmaban que hasta los años 50, la mayoría de los sueños de las personas eran en blanco y negro, por influencia de la televisión y el cine, mientras que desde la popularización de la televisión en color, sólo un pequeño porcentaje de los sueños prescinde del color. Pero de nuevo, en el mundo de los sueños, nada es seguro, y esta teoría tampoco ha llegado a ser probada.

¿Y tú, recuerdas algún sueño?  ¿Y si nos lo cuentas?

Imagen: © Chariclo – Fotolia.com

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