Pesadillas: qué son y cómo afrontarlas

Esta noche, muchas ciudades del mundo se verán invadidas por unos fantasmas, brujas y zombies muy peculiares: los veremos pasear tranquilamente por  las calles,  algunos nos pedirán caramelos y hasta los veremos en el trasporte público. Y no,  no se trata de ninguna pesadilla, si no de la celebración  anual de Halloween, una  tradición de origen anglosajón – en Estados Unidos su festejo es casi obligatorio para los niños- que poco a poco ha logrado colarse también en nuestra víspera de Todos los Santos.

Así que,  aprovechando que monstruitos y monstruitas tomarán las calles sin darnos nada de susto, pero sí, unas cuantas risas, hoy vamos a hablar de qué son las pesadillas, cómo influyen en nuestro sueño y cómo podemos afrontarlas.

Hasta cerca del siglo XVIII, las pesadillas eran a menudo consideradas «cosas de de monstruos», los cuales se creía que se sentaban sobre los soñadores, apoyando su peso sobre el su pecho, lo que originó el nombre de pesadilla, que no es más que un diminutivo de peso. 

Pero por suerte, parece que la realidad no tiene nada de paranormal. Una pesadilla no es más que un mal sueño, con contenido que nos produce sensaciones de miedo, ansiedad o angustia. Las pesadillas se producen  más habitualmente durante la fase REM del sueño, cuando ya llevamos algún rato en los brazos de Morfeo, y normalmente despiertan al durmiente. Lo más habitual, a diferencia de la mayoría de sueños, es que al despertarnos recordemos gran parte de lo que hemos soñado.

Las pesadillas son mucho más frecuentes en los niños, y se vuelven menos comunes en la edad adulta. De todas formas, alrededor de la mitad de los adultos sufren pesadillas o sueños desagradables de manera ocasional.

Se han investigado mucho la razón de la aparición de las pesadillas, y por qué son tan comunes en los niños. Lo cierto, es que como muchos aspectos de los sueños, no está muy  claro.  Sí se  ha podido comprobar que las pesadillas son más frecuentes en épocas de estrés y ansiedad, y que a veces, vienen precedidas de cambios significantes en la rutina del durmiente o incluso de episodios traumáticos,  pero esto no siempre es así. A veces, parece que tenemos pesadillas de manera aleatoria y no es tan fácil averiguar la causa. Factores tan variables como algunos trastornos del sueño (apnea del sueño),   fiebre alta, consumo de alcohol o sustancias con acción en el sistema nervioso central o incluso, una comida demasiado copiosa antes de ir a la cama, pueden propiciar la aparición de pesadillas en adultos.

En general, tener pesadillas de manera ocasional no debe preocuparnos, sobre todo en edad infantil. En adultos, sólo se consideran un verdadero trastorno del sueño cuando se tienen varias veces a la semana, y sobre todo, si nos impide descansar bien durante la noche, o intercede con nuestras actividades diurnas de manera habitual. Es entonces cuando podemos acudir a un especialista en medicina del sueño,  para ver si detrás de las pesadillas habituales hay algún trastorno que las justifique y que podamos solucionar.

 Aquí tenéis otro post relacionado: ¿Por qué tenemos pesadillas?

De momento,  recordemos que si esta noche monstruos o fantasmas  nos despiertan, lo más probable sea para decirnos : Esto es Halloween! 

Sigue descansando