¿Cuántas horas necesitamos dormir?

Seguro que ante la pregunta de cuántas horas necesitamos dormir, lo primero que te ha venido a la cabeza son las famosas siete u ocho horas diarias que suelen recomendarse de forma general.

A pesar de que se suele afirmar que necesitamos siete o ocho horas de descanso nocturno como norma, la realidad es que hay que gente asegura que no necesita de seis horas de sueño para encontrarse bien al día siguiente. . .y otros que necesitan bastante más.

Todos conocemos (y muchos envidiamos) a madrugadores empedernidos que se levantan llenos de energía y buen humor después de tan sólo 6 horas entre las sábanas, sin parecer sufrir ninguno de los incómodos síntomas de la falta de sueño.

Y es que dicen que a quien madruga Dios le ayuda. . . Esto podría parecer cierto en el caso de Tomoji Tanabe, un señor japonés que  marcó un récord de longevidad  al morir en 2009, a los 113 años de edad. Cada día se levantaba a las 5 de la mañana para pasear por la playa y  leer el periódico, aunque él no atribuía el secreto de su larga existencia a los madrugones, ni al hecho de dormir mejor o peor,  sino a su resistencia a probar el tabaco y el alcohol.

Al  contrario que este afortunado, también sabemos de más de uno cuyo despertar  es  equiparable a una tortura china, y  que afirman no ser personas hasta que se han tomado un segundo o tercer café. Son aquellos que a pesar de haber dormido las preceptivas 7 u 8 horas, aún sienten somnolencia, y por eso sus mañanas son todo un festival de bostezos. Necesitan dormir más que la media, e incluso a veces se les tilda de vagos o perezosos, cuando en el fondo, probablemente sólo necesitan dormir “un ratito más”.

Algunas investigaciones científicas han tratado de averiguar la razón por la cual todos no necesitamos dormir lo mismo. ¿Por qué a los dormidores cortos parecen sobrarles horas de sueño por todos lados mientras otras personas echan de menos ese ratito de más?  La respuesta, como todos los misterios  que envuelven al mundo del  sueño, no está nada clara, pero se ha  vinculado desde a la predisposición genética a ser más o menos dormilones hasta  una mayor o menor variación en el número de horas de sol de los diferentes países.

También tenemos que tener en cuenta que las necesidades de sueño  no sólo varían de persona a persona, sino incluso de noche a noche, y  en ello influyen infinidad de factores, desde condicionantes genéticos, pasando por el nivel de actividad y por supuesto, la edad. Tanto la cantidad como la calidad del sueño varían con el paso de los años. Todos sabemos que los bebés duermen la mayor parte del día con pequeños períodos de vigilia intercalados; muchos adolescentes también parecen dormir como lirones y necesitan un mínimo de nueve horas de sueño ininterrumpidas. La media para los adultos son las archiconocidas 7 u 8 horas, mientras que las personas mayores suelen tener un sueño más superficial y se despiertan muy temprano sin lograr volver a conciliar el sueño, sin que ello suponga un problema de insomnio o un trastorno del sueño.

Ya hemos visto que son muchas variables a tener en cuenta como para hacer afirmaciones categóricas, por eso, la pregunta importante no es realmente cuántas horas tenemos que dormir, si no cuántas horas necesitas tú.  Las horas que necesitamos dormir son, ni más ni menos que las que nuestro propio cuerpo nos pide. Y no hay nadie mejor para conocer nuestras propias necesidades que uno a mismo.

Así que,  ¿nos cuentas cuántas horas necesitas dormir?

Imagen: MorgueFiles

Sigue descansando

Cuando el estrés nos quita el sueño

No es ningún secreto que el estrés es uno de los mayores ladrones de sueño: si hiciéramos una lista con todos los motivos por los que nos cuesta conciliar el sueño, el estrés estaría sin duda a la cabeza del pelotón. De hecho, algunos expertos citan el estrés como el principal responsable del insomnio ocasional hasta en un 80% de los casos.

Septiembre, con la vuelta a la rutina y a los quehaceres diarios después de un período de descanso, se convierte para muchos en uno de los meses del año en que están expuestos a un mayor nivel de estrés: trabajo acumulado después de la época vacacional, vuelta a los madrugones y un reloj biológico algo alterado también pueden influir en que al llegar la noche y apagar las luces no consigamos dormir tan bien como sería deseable.  Como comentábamos en otro de nuestras entradas, el ritmo de vida hiperacelerado en que vivimos inmersos pone realmente fácil que entremos en una espiral de estrés, ansiedad e insomnio. No dormimos bien porque estamos estresados, y nos estresamos porque no dormimos bien. Este círculo vicioso ocasiona muchas visitas y preguntas a los profesionales sanitarios.

Tampoco cabe duda que en el contexto socioeconómico actual, no es sólo una agenda abultada lo que nos puede ocasionar estrés e insomnio si no también la incertidumbre e inseguridad respecto a nuestra situación laboral y económica. La crisis ha disparado el estrés, de manera que una gran parte de los trabajadores españoles se siente sometido a una mayor presión con respecto a años anteriores. Y por supuesto,  quedarse sin trabajo, algo desgraciadamente habitual en los últimos tiempos, puntúa muy alto en la escala de estrés psicosocial de Holmes y Rahe, una escala que se utiliza en psicología para medir cómo los diferentes acontecimientos en la vida de una persona pueden llevar a desarrollar trastornos psicosomáticos.No hay remedios mágicos, pero un primer paso para afrontarlo es darnos cuenta de que es frecuente experimentar problemas de sueño transitorios cuando estamos sometidos a situaciones de estrés. Reconocerlo puede ayudarnos a evitar preocuparnos en exceso sobre si una noche vamos a poder dormir o no, ya que esta misma preocupación puede ponernos mucho más difícil conciliar el sueño.  Podemos pasar directamente a la acción para controlar un poco mejor esta preocupación de diversas maneras, por ejemplo, levantándonos de la cama si llevamos más de media hora intentando dormir y no podemos. Sal de la habitación e inicia alguna actividad relajante, como por ejemplo leer o escuchar música, hasta que vuelvas a tener sensación de sueño. Repite la operación las veces que sea necesario: sí, puede que te cueste varios intentos, pero vale más eso que pasarse la noche dando vueltas en la cama sin descansar. Es importante que las actividades que decidas hacer en estos momentos sean siempre fuera del dormitorio, ya que tu cama debe ser el lugar destinado al sueño: nada de trabajar o ver la tele en la cama si te cuesta dormir. Otra buena técnica, sobre todo cuando lo que nos agobia son asuntos o tareas pendientes, es llevar un pequeño diario donde apuntemos todo aquello que nos preocupe, como manera de cerrar y valorar el día, y así evitar que consultemos los problemas con la almohada. Los temas pendientes los resolveremos mejor de día, cuando podemos enfrentarnos a ellos y buscarles solución. Y sin duda, nos enfrentaremos mucho mejor a ellos si hemos logrado burlar al insomnio y hemos pasado una noche de buen sueño reparador.

Sigue descansando

Alimentos para dormir mejor

¿Te has preguntado alguna vez si lo que comes puede influir en tu sueño? ¿Podría la alimentación ayudarte a dormir mejor? Parece una pregunta extraña, pero cuando uno lleva unas cuantas noches sin dormir,  o despertándose a medianoche, todos los remedios para la falta de sueño parecen pocos: remedios naturales para dormir mejor, cambios de hábitos,  técnicas de relajación, medicamentos para dormir . . . El insomnio ocasional es un problema frecuente; todos hemos pasado de vez  temporadas en que las noches parecen eternas.

Si estás atravesando una de esas temporadas, es el momento de diseñar un plan para intentar vencer al insomnio y recuperar ese sueño perdido, cual Indiana Jonesen busca de su arca. En muchas de las entradas de este blog os hemos ido facilitando consejos para dormir mejor: el primer paso en el tratamiento del insomnio ocasional es revisar nuestros hábitos y ver si  con ellos estamos facilitando un sueño reparador, llevando una adecuada higiene del sueño, o por el contrario, lo estamos ahuyentando.

Dentro de las pautas de higiene del sueño, como nos alimentemos también cuenta. Lo que comes, y sobre todo lo que cenas, puede influir en tu sueño, y como parte de tu plan integral para dormir mejor, tanto si tomas algún tipo de tratamiento para el insomnio  como si no, deberías tenerlo en cuenta. Por eso hoy os vamos dar algunos consejos sobre qué comer y beber (y que no) cuando queremos dormir mejor. Así si te despiertas a medianoche,   y el estómago ruge,  sabrás por dónde atacar la nevera.

¿Qué comer  en una noche de insomnio?

Plátanos 

platano ayuda a dormir
Foto: Lablascovegmenu

La fruta canaria por excelencia ya tiene fama como alimento 10 para los deportistas por ser nutritivo y enérgetico, y también porque por su contenido en potasio y magnesio relaja los músculos previniendo los incómodos calambres musculares. Seguro que has visto a más de un tenista zamparse uno en los descansos del partido. Un plátano puede funcionar muy bien como postre después de cenar, no sólo porque relaja los músculos, si no también por su contenido en triptófano, un aminoácido que nuestro cuerpo utiliza para producir serotonina, que  interviene en la regulación del sueño.

Avena 

avena contra el insomnio
Foto: Micah Sittig

Un desayuno a base de cereales de avena  para muchos la mejor manera de empezar el día, ya que son muy nutritivos. Y un puñadito estos cereales pueden ser también ideales para despedirlo. Los alimentos ricos en hidratos de carbono inducen al sueño, y la avena además tiene propiedades digestivas, para que un estómago delicado no interrrumpa tu sueño. Ojo con las cantidades, eso sí, si no queremos notarlo en la báscula.

Leche caliente 

leche caliente contra el insomnio
Foto: Pat Hawks

Un vaso de leche calentito con miel antes de volver a la cama parece el típico remedio contra el insomnio que te daría tu abuela si te encontrara desvelado en la cocina a medianoche,  pero lo cierto es que ayuda.  Sólo debes evitarla si no la digieres bien: hay muchas personas que no toleran bien los lácteos conforme pasan los años.

¿Qué alimentos debes evitar comer  cuando tienes insomnio?

Fritos y comidas grasas 

comida grasa e insomnio
Foto: avlxyz

Las comidas pesadas y grasientas no ayudan nada a conciliar el sueño, y tampoco, todo hay que decirlo, a nuestro bienestar general. Los alimentos ricos en grasa y las fritangas varias propician digestiones pesadas, y si eres de los que además sufre de acidez estomacal, olvídate definitivamente de ellas a la hora de cenar.  Si se avecina algún festín pantagruélico que no puedas evitar, trata al menos de hacerlo al menos 3 horas antes de irte a la cama.

Chocolate, bombones y otras delicias

dulces e insomnio

Todos sabemos que un café antes de dormir no es una buena idea, pero nos olvidamos de otros alimentos que en menor medida, siguen siendo excitantes, ya que pueden contener cafeína, como por ejemplo el chocolate, bebidas de cola o el té. Si tenemos insomnio conviene reducir al máximo la ingesta de cafeína, aunque esta sustancia no afecta a todos por igual, si no que varía de persona a persona: para algunos bastará con eliminar el café de la sobremesa, mientras que para otros, lo mejor es ni olerlo.

Y tú, ¿nos cuentas qué haces si te despiertas a medianoche? ¿Visitas la nevera para un resopón?  ¿Hay algún alimento  que te ayude a dormir mejor?

Foto: cdedbdme en Fickr

Sigue descansando

Ansiedad e insomnio

Si para Marilyn Monroe, los mejores amigos de una chica son los diamantes, para la falta de sueño o insomnio, el amigo del alma,  es sin duda la ansiedad. Juntos forman alianzas inquebrantables, dúos de corazón complementario, como Batman y Robin,  Jack Lemmon y Walther Matthau o Simon & Garfunkel. Ansiedad y falta de sueño son como la pescadilla que se muerde la cola o el huevo y la gallina. La ansiedad no te deja dormir, y dormir mal alimenta la ansiedad. Una espiral sin fin de la que los afectados intentan escapar infructuosamente y no siempre lo consiguen fácilmente.  La pregunta clave es, entonces, ¿se puede salir de ahí? Afortunadamente sí se puede, aunque hay que trabajar en ello. No es fácil aprender a calmar los nervios, como tampoco lo es manejar el nivel del estrés en el frecuentemente nos encontramos inmersos. Pero si aprendemos a rebajarlo – y a relajarnos- estaremos en el buen camino para combatir la ansiedad.

Todo el mundo ha sentido alguna vez aquello que popularmente llamamos ansiedad. A pesar de ser un término de uso clínico, habitualmente lo utilizamos  como palabra comodín  cuando nos sentimos agobiados o sufrimos estrés. Sin embargo, los verdaderos transtornos de ansiedad requieren una visita al médico para su diagnóstico y prescripción del tratamiento más adecuado. Y es que la ansiedad tiene muchas caras y  puede expresarse de maneras diferentes según cada persona.

Cuando hablamos de ansiedad en el sentido más cotidiano, casi parece connatural al mundo en que vivimos; no hay más que echar una ojeada a las gentes en las calles de cualquier gran ciudad. Nuestra vida parece transcurrir a toda la prisa, y nosotros parecemos correr en pos de ella, sin nunca pararnos a saborearla.  Como decía John Lennon, “La vida es lo que pasa cuando estás ocupado haciendo otros planes”.

El primer paso para lograr que esa ansiedad no nos quite el sueño, y acabe produciéndonos insomnio, es sin más ni más, tomarnos las cosas con calma. Un cambio de actitud puede ayudarnos a complementar cualquier tratamiento para la ansiedad. Siendo conscientes de que no es nada fácil, también debemos saber reconocer que vivimos sumergidos  en la angustia del tiempo: todo tiene que ser rápido, ahora, ya, o no vale. El término paciencia parece pasado de moda. “Perder el tiempo” es un señor muy nombrado, con  muy mala reputación, y del que nadie quiere ser amigo,  y como bien sabían los hombres grises en la estupenda novela de Michael Ende, Momo,  el tiempo es oro.

Reaprender a gestionar bien nuestro tiempo y sobre todo, a saber parar y darnos cuenta de que no estamos respetando nuestro propio ritmo, es una tarea que requiere dedicación, pero que puede ayudarnos a reconectar.   Las técnicas de relajación pueden ser también un buen aliado para manejar el estrés y liberar tensiones mentales y físicas. Y sobre todo, de vez en cuando  es recomendable concederse un ratito a nosotros mismos y pararse a mirar en el escaparate de nuestra vida. Sólo con esto, estaremos dando un pequeño paso para combatir la ansiedad que nos desvela, y no nos deja dormir.

Foto: betsyweber en Flickr

Sigue descansando

Tu razón para dormir bien

A pesar de la incomodidad, normalmente un par de noches de insomnio no suelen preocuparnos mucho, especialmente si estamos pasando por una época de nervios o estrés. Cuando son unas cuantas más, la mayoría de las personas empezamos  a preocuparnos sobre los efectos que puede tener para el organismo no disfrutar de un sueño reparador.

Sin embargo,  a veces algunas personas que habitualmente no duermen bien no acaban  de darle la suficiente importancia a  eso de no pegar ojo.

Seas como seas, hoy queremos darte unas cuantas razones para no pasar por alto ni una noche en blanco.

Para dormir mejor

Si eres estudiante:

¿No te han dicho muchas veces que pasarse la noche estudiando no garantiza el aprobado? No es para provocar: tiene una razón.  El sueño es importante para muchísimos procesos mentales y metabólicos, entre ellos el aprendizaje y la memoria. Cuando dormimos, nuestro cerebro asimila la información nueva que recibimos a diario. Hay estudios que dicen que a las personas que durmieron inmediatamente después a haber aprendido algo nuevo,  puntuaron mucho mejor en las pruebas posteriores.

Si te preocupas por tu figura y por tu aspecto:

¿No has oído a las celebrities como Penélope Cruz decir  aquello de “mi secreto de belleza es beber mucho agua y dormir 8 horas”? Pues lo creas o no, no van tan equivocadas  . Al margen de frivolidades varias, algunas investigaciones  sostienen que el insomnio puede ser un factor en el aumento de peso, ya que pueden alterarse niveles hormonales  que entre otras cosas, controlan el apetito.

Si  lo que más te importa es tu estado anímico:

Por ti y por los demás: duerme. No hace falta que te digamos cómo está tu humor después de una noche de insomnio: no vas a ser la alegría de la huerta. Tu ánimo, por los suelos. La falta de sueño nos pone irritables, nos cuesta concentrarnos y nuestra paciencia suele brillar por su ausencia. Normal que no tengamos ganas de ni de fiestas.

Si conduces o tu trabajo requiere concentración especial:

Obviamente, cuanto menos duermas de noche, más probabilidad tienes sentirte adormilado durante el día. Con la falta de sueño se reduce también nuestro nivel de alerta, y aumenta el peligro de accidentes o errores en nuestro trabajo. No es cuestión de ponerse trágicos, pero es evidente la relación entre la falta de sueño y la probabilidad de  sufrir un accidente, sobre todo si hablamos de conducir.   El grupo de estudios de los Transtornos de la Vigilia y el sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN) afirma que conducir con sueño puede llegar a multiplicar por siete las posibilidades de tener un accidente en la carretera. De hecho, la falta de sueño está presenta en al menos un 16% de ellos. Seguro que te acuerdas del lema aquel de Stevie Wonder : “Si bebes, no conduzcas”. Desde ahora, podríamos añadir también “y si no has dormido bien, tampoco”.

Sigue descansando

Cosas que nos quitan el sueño

Es bastante habitual que cuando estamos preocupados nos cueste dormir. Si tenemos por delante un día duro es probable que algunas de nuestras noches las pasemos con los ojos abiertos como platos. Una de esas veces  en que el tic-tac del despertador parece una hormigonera que se ha instalado en la esquina de tu cuarto. . . seguramente, muchos descubrieron las bondades de los relojes digitales en una noche de insomnio.

Ni que decir tiene que lo que no deja a dormir a unos y a otros puede ser bien diferente (desde un examen a la mañana siguiente a la prima de riesgo) pero lo que tienen en común es que esas preocupaciones que nos rondan la cabeza a la hora de irnos a la cama pueden disparar nuestra ansiedad y acabar  provocándonos una noche en vela.

El pasado 16 de marzo se celebró el Día Internacional del Sueño y muchos medios de comunicación recogían testimonios de especialistas como el Dr. Antonio Yusta Izquierdo, del Hospital USP San Camilo de Madrid, que aseguraba haber notado un aumento de los trastornos del sueño desde la llegada de la crisis económica en que está sumida Europa.  Según el Dr. Yusta, en momentos difíciles como el actual es más probable que se desencadenen estos transtornos, debidos a un estado de ansiedad y estrés continuado.

Hoy nosotros queremos  ayudaros a  enfocarlo desde el punto de vista más positivo posible, y darte algunos consejos que no nos sacarán de la crisis, pero que  nos pueden ayudar a que el agobio y el estrés de las preocupaciones no nos hagan pasar la noche en vela:

  1. Si no tiene solución o no está en tu mano, no te preocupes por ello: Esto debería ser una máxima para nuestro día a día y a pesar de que es un consejo bien antiguo, a veces se nos olvida. Nos preocupamos por cosas que no podemos cambiar o que no dependen de nosotros. Es como si nos ponemos a arreglar algo que no está roto: no avanzamos.
  2. Todo no es igual de importante: Aprende a priorizar, y pide ayuda.  Tanto en casa como en el trabajo, hay cosas más urgentes que otras, y personas que te pueden ayudar. Aprovéchalo!
  3. Cambios, sorpresas y otros cuentos: A veces nos asustan los cambios, que pueden descolocarnos, sobre todo si se trata de una rutina que tengamos muy interiorizada. Pero los cambios también pueden ser positivos y muchas veces son inevitables. Aprende a integrarlos en tu día a día.
  4. Habla más: Si hay cosas que te preocupan, cuéntaselo a alguien. Contar nuestros problemas  puede ayudarnos a “descargar” y desatascar pensamientos tóxicos.
  5. Libera tensiones con el deporte: Un Barça- Madrid no, que altera los ánimos de cualquiera. Nos referimos a elegir un deporte que te guste y practicarlo de manera regular. Hará que descargues tensiones y levantará tu estado de ánimo.
  6. Aprende a relajarte: Hay técnicas como el yoga  o la meditación que pueden ser una ayuda, pero tienes que encontrar lo que te hace desconectar: quizás quedar un rato con amigos, ir al cine o incluso escuchar música puede convertirse en un recurso útil en momentos de agobio.

En resumen,como decía Ben Stilleren Zoolander , Relax!!

Foto: © Aidar – Fotolia.com

Sigue descansando

El amor y el insomnio no se llevan bien

Que dormir mal tiene un impacto en la salud de las personas que sufren insomnio es algo que todos nos podemos imaginar. Y al efecto de esas ocasionales noches en blanco en nuestro humor, casi se le puede hacer una foto.  Por eso, aunque hoy te hayas levantado radiante, descansado y lleno de energía, antes de enfadarte cuando el señor del kiosko no te de los buenos días, o el camarero del bar de enfrente no te traiga el café,  no pienses que te tiene manía: seguramente, es que ha dormido mal.

Estas conclusiones son bastante evidentes, pero dentro de la amplia investigación en materia del insomnio y la falta de sueño, algunos estudios llegan a conclusiones bastante más curiosas de lo que podríamos pensar.

La Fundación de Salud Mental del Reino Unido realizó un estudio sobre hábitos del sueño a más de 6.000 personas. Vía internet, los participantes respondieron al cuestionario planteado por los investigadores,  y  al analizar los resultados, se encontraron con que las personas que afirmaban tener problemas de sueño  no sólo tenían más riesgo de sentirse decaídos, desanimados  o  de sufrir falta de concentración al día siguiente,  si no que los efectos de  no pegar ojo también incidían en sus relaciones de pareja.

Las personas que dormían mal mostraban cuatro veces más probabilidades de tener problemas con su pareja que las que afirmaban  dormir plácidamente. Imaginamos que si además los ronquidos se sumasen a la ecuación, la cosa ya puede acabar en una guerra de almohadas en toda regla.

El estudio se realizó en el Reino Unido, pero el insomnio y los problemas de falta de sueño son globales. Según la OMS, más de un 90% de la población experimenta algún grado de privación del sueño durante su vida.

Así que, enamorados y enamoradas: sea por vuestra pareja o por amor propio, no olvidéis cuidar la calidad de vuestro sueño.

Foto: © Irina Karlova – Fotolia.com

Sigue descansando

Un baño de sueño

¿Has oído hablar alguna vez de la higiene del sueño?

No se trata de que tomar una ducha o baño  antes de ir a la cama, aunque no cabe duda que un baño calentito, espumoso y relajante puede ser un gran aliado para desconectar después de un largo día.

Lo que se conoce como medidas de la higiene del sueño son realmente una serie de pautas  que pueden ayudarnos a  conseguir un sueño reparador,  despertarnos con una sonrisa al día siguiente, y no enfadarnos con la tostadora.

Se trata de ponérselo fácil a Morfeo para que nos visite lo antes posible, así que lo único que tenemos que hacer es prepararnos para recibirlo:

1. Intenta mantener unos horarios los más regulares posible, es decir, levantarse y acostarse  habitualmente a la    misma hora. No se trata de ser especialmente rígido; de vez en cuando podemos sacrificar una horita de sueño. Pero si convertimos trasnochar en una costumbre,  nuestro reloj interno se va a hacer un lío, y estaremos comprando muchas papeletas en latómboladel insomnio.

2. Si encima de que tenemos todos los números de la tómbola, nos entregamos a conciencia a hacer la siesta, estamos ya hablando de un siempre-toca. Aunque con una siesta diurna pensemos que reparamos sueño, sólo es un parche temporal y además hará que a la hora de dormir no tengamos ganas. Así que adiós a las siestas largas!

3.Si eres de los que la última vez que viste el gimnasio fue el día que pagaste la matrícula, es hora de desempolvar el carnet.  La actividad física o practicar algo de deporte diariamente favorece que cojas la cama con gusto. Eso sí, nunca justo antes de dormir: ni se te ocurra jugarte un partido de fútbol media hora antes de irte a la cama. El fútbol por la noche en todo caso en el sofá y tomándonoslo con calma!

4.¿Crees que un chuletón de ternera entre pecho y espalda con tres o cuatro copas de vino para cenar, es el menú perfecto para una noche de relax? Obviamente no: la alimentación es un punto clave para intentar tener un sueño de calidad. Intenta cenar ligero y pronto, pero tampoco te vayas a la cama con hambre o las visitas nocturnas a la nevera están garantizadas.

5.De postre del chuletón, café, puro y licorcito. . .El café, el té, los refrescos de cola, o la nicotina son estimulantes del sistema nervioso central, y su consumo en exceso, aunque sea durante el día, puede acortar nuestro descanso por la noche. El alcohol, por el contrario, puede parecer que te induce al sueño pero en realidad produce un sueño de mala calidad, ya que favorece los despertares nocturnos.

6.Convierte tu habitación en el reino independiente del sueño: es decir, haz que estés lo más cómodo posible para conciliar el sueño. Una cama mullida y con sábanas frescas ayuda.  No acumules dispositivos electrónicos encendidos (nada de tele en la cama!), mantén una buena temperatura (entre 18 y 23 grados es lo óptimo) y cierra bien las persianas. No podemos controlar que los vecinos no nos molesten con ronquidos o ruidos molestos, pero sí podemos crearnos un ambiente lo más acogedor posible para dormir.

7.Si aún así parece que Morfeo se retrasa, no desesperes. Sobre todo no mires obsesivamente el reloj y no te mantengas en la cama a la fuerza. Pensar continuamente en lo tarde que es, lo que te está costando  dormir y lo que tienes que madrugar no te va a ayudar a conciliar el sueño, sino que va a disparar tu ansiedad y caerás en la espiral insomnio-ansiedad- insomnio.  Levántate de la cama y intenta relajarte un rato. Vuelve a la cama cuando tengas sueño. Tranquilo, va a llegar.

8.Recuerda que  si tomas cualquier tipo de fármaco para inducir el sueño o de seguir cualquier tratamiento para el insomnio, has de hacerlo de la mano de tu médico o farmacéutico. Ellos sabrán aconsejarte la mejor solución para el insomnio cuando lo necesites.

Foto: Dennis Wong – Flickr

Sigue descansando

La importancia de dormir bien

¿Alguna vez te habías planteado por qué es tan importante dormir bien?

Dormir es una función vital. Es decir, dormir es  necesario como comer o beber agua: la privación total  de sueño tendría efectos  tan negativos para nuestro organismo como dejar de alimentarnos e hidratarnos.

Obviamente, no hay datos exactos de cuánto tiempo puede estar una persona sin dormir. Sin embargo, dado que el sueño está presente en todo el mundo animal (no te engañes: hasta una serpiente pitón, aunque no tenga párpados, duerme), se ha podido observar  que una rata de laboratorio, sin dormir, acorta su vida espectacularmente.

Volviendo a los humanos, seguro que si alguna vez has pasado una noche de insomnio, ya tienes alguna pista de los efectos que puede tener la falta de sueño en nuestro cuerpo.

En un experimento, reflejado en el Libro Guiness de los Records desde 1965, (hay que ver lo que hace la gente por sus quince minutos de fama!)  un joven llamado Randy Gardner se mantuvo  despierto durante algo más de 11 días. Después de este tiempo, y tras padecer delirios y alucinaciones, incluyendo llegar a creerse un crack del fútbol,  el chaval por fin durmió. En el libro del psicoterapeuta argentino Pablo E. Chacón  “Historia Universal del Insomnio” también se recogen algunos casos similares.

Se calcula que las personas pasamos alrededor de una tercera parte de nuestra vida durmiendo. Por ejemplo, si viviéramos hasta los 90, 30 añazos nos lo habríamos pasado en los brazos de Morfeo.

¿Te parece mucho? No creas. . .No pienses que dormir es estar haciendo nada.  Nada más lejos de la realidad! Dormir constituye una conducta compleja, de hecho algunos aspectos de él todavía son bastante misteriosos (por ejemplo, el mecanismo de los sueños: la cuestión de  por qué soñamos lo que soñamos ha hecho correr ríos de tinta y aún no está nada claro). Durante el ciclo del sueño, se producen cambios tanto en las funciones del cuerpo como en los procesos mentales: cambios a nivel hormonal, metabólico y fisiológico que son necesarios para nuestro funcionamiento diario.

Así que ya sabes: entierra esa vieja frase hecha de “Dormiré cuando muera”.  Calderón de la Barca probablemente tampoco lo decía en sentido literal, pero efectivamente, “la vida es sueño”.

Foto: © Piotr Marcinski – Fotolia.com

Sigue descansando

Trucos de los que quieren dejar de contar ovejas

Si eres de las personas a las que  les cuesta  dormir, seguramente ya habrás elaborado tus propios trucos para escapar del insomnio y dormir bien. ¡Algunos hasta podrían escribir una novela!

En este post vamos a contarte algunas de las maneras de enfrentarse al insomnio que gente como tú nos comentado. Una especie de buscador de remedios para el sueño, consejos para dormir mejor de todos aquellos que quieren olvidarse  de las  ganas de lanzar el despertador por la ventana después de una de esas noches difíciles. Porque además de seguir las normas de higiene del sueño, hay más cosas que podemos hacer para dejar de contar ovejas!

Por ejemplo, Ana nos cuenta  algo bastante habitual:  cada vez que algo le preocupa,  como un examen, un problema familiar, o simplemente, cuando le supera el estrés del día a día,  tiene tendencia a darle demasiadas vueltas a la cabeza, lo que ocasionalmente le impide dormir bien. Tarda mucho tiempo en quedarse dormida: aunque parezca que está quietecita en su cama, en su cabeza se está corriendo una maratón. Para intentar quedarse por fin dormida, Ana recurre a estrategias como «contarme un cuento a mí misma para pensar en cosas diferentes” o “Leer y alejar el despertador para no  oír el tic tac y mirarlo cada dos por tres”

Estos remedios caseros para el insomnio que Ana comenta tienen un punto en común: tratan de desviar la atención sobre el hecho que le preocupa y no le deja dormir. Estos truquillos pueden ser bastante útiles, siempre que no nos obsesionemos con ello. Corremos el riesgo de que, con el plan de buscar otra cosa en la que pensar, nos agobiemos por no poder evitar la recaída en el tema que inicialmente nos preocupaba. Vamos, que podemos  acabar poniéndonos  nerviosos por no querer estar nerviosos, lo que, aunque parezca un chiste de los  Cruz y Raya, es perfectamente posible.

Una cosa que hace bien Ana es alejar el despertador de su vista (y de su oído). De hecho, conviene no tener  demasiado cerca ningún objeto o aparato que asociemos a la actividad diaria. No caigas en el Síndrome de Estocolmo: el teléfono móvil o la tablet pueden pasar unas horas sin nosotros: demosles su merecido descanso, para conseguir más fácilmente el nuestro.

¿Quieres dormir mejor? No dudes en seguir estos consejos de cara a conseguir un buen descanso. Te ayudarán a mejorar tus hábitos de sueño para conseguir dormir mejor poco a poco.  Sin embargo, si  en ocasiones tienes problemas para conciliar el sueño y descansar mejor, también tienes la opción de preguntar en tu farmacia por remedios contra el insomnio o  pastillas para dormir que te ayuden  a descansar cuando lo necesites. En la actualidad existen diversos tipos de  pastillas para dormir, algunas que incluyen elementos 100% naturales  y/o plantas y  que se venden sin necesidad de receta médica. ¡Infórmate!

¿Y tú. . . nos dices cómo duermes?

 

Sigue descansando

Uno de cada 5 españoles, afectados por el insomnio

1 de cada 5 personas en nuestro país se ve afectada de alguna manera por alteraciones del sueño. Este fue una de las principales conclusiones de un estudio realizado por investigadores del Hospital Vall de Hebrón de Barcelona en colaboración con la Escuela de Medicina de Standford sobre la prevalencia del insomnio y sus síntomas en la población española.

Entrevistando vía telefónica a más de 4.600 personas mayores de 15 años, el estudio de los investigadores Teresa Sagalés y Maurice M. Ohayon revela algunos datos bastante interesantes sobre cuántas personas duermen mal en nuestro país y cómo de frecuente es el insomnio. Más de un 20% de la población manifestó haber tenido algún síntoma de este transtorno del sueño en las tres noches anteriores. Y de la muestra, un 6.2% fueron diagnosticados con insomnio.

El estudio también detalla los síntomas más frecuentes de insomnio: en torno al 18% de los participantes mencionaban las interrupciones durante el sueño, como despertarse durante la noche o no dormir de un tirón. La dificultad para dormir, es decir, el tiempo que se tarda en conciliar el sueño, como caer dormido cada vez más tarde o en horarios irregulares también fue una queja habitual entre los encuestados.

Otro de los síntomas mencionados es despertarse demasiado pronto: no poder dormir más, con la sensación de no haber descansado lo suficiente. Las personas que no descansan suficiente durante la noche, además, resultaron más susceptibles de quedarse “atrapados por las sábanas” en los días de vacaciones.

Según publicaron los autores del estudio en la revista Sleep Medicine,  el insomnio también entiende de géneros y edades,  ya que es más frecuente en mujeres que en hombres   y mucho más habitual en mayores de 65 años que en edades más tempranas.

Otro dato que llama la atención es que sólo un quinta parte de los afectados estaba recibiendo tratamiento para combatir el insomnio, como por ejemplo, pastillas para dormir.

Imagen:© m_yulia – Fotolia.com

Sigue descansando