Problemas para dormir: el alcohol y la nicotina

Si en el último artículos os hablábamos de la cafeína y el insomnio, donde el café es uno de los factores externos que más negativamente pueden afectar a nuestro sueño. También hay dos factores más que no le van a la zaga: el alcohol y la nicotina. Hoy os vamos a contar por qué estas dos sustancias, aparte de otras consecuencias que puedan tener en nuestra salud,  pueden quitarnos el sueño.

El alcohol y la nicotina, al igual que la cafeína, son sustancias de uso habitual y responsables en una considerable proporción de alterar el sueño a causa de sus propiedades estimulantes o depresoras.

La nicotina

Al contrario de lo que mucha gente cree (incluidos la mayoría de los fumadores), la nicotina es un estimulante del sistema nervioso y no un tranquilizante. Es cierto que en dosis bajas -uno o dos cigarrillos – la nicotina puede producir una ligera sedación pero, en cantidades mayores, el efecto es justamente el opuesto: se produce una activación fisiológica.

Muchos personas creen que fumar un cigarrillo antes de ir a dormir les calma, reduce la ansiedad y les relaja. Pero lo más habitual es que una persona fumadora no se limite a un cigarrito antes de dormir, si no que en las últimas horas lleve varios. Así, al tercer o  cuarto cigarrillo comienzan a estimularse y fuman más «para relajarse», añadiendo otra consecuencia negativa más al pésimo hábito del tabaquismo: dificultad para dormir. Se ha constatado que los fumadores tienen menos calidad y más problemas para conciliar el sueño que los no fumadores- o fumadores muy moderados.

La nicotina es adictiva. Permanece en nuestro organismo entre 1 y 3 horas. Cuando los niveles de nicotina bajan en sangre se sienten los primeros síntomas de necesitar otro cigarrillo. Si eres de los que fuman antes de acostarse o en los despertares nocturnos, puede ser que tu cuerpo se acostumbre a la nicotina durante la noche y que la necesidad de fumar te despierte.

¿Qué hacer entonces? Obviamente la respuesta es dejar de fumar: todos sabemos la  cantidad de efectos negativos del tabaco para  la salud, y cómo pasa factura en nuestro organismo. Pero si ya somos fumadores y aún no hemos conseguido dejarlo, al menos, desde el punto de vista del sueño, es mejor reducir la cantidad de cigarrillos que se fuma antes de acostarse, no fumar nunca en los despertares nocturnos, ni cuando ya estemos relajados. Una estrategia para reducir el consumo de tabaco antes de dormir es por ejemplo, no fumar nunca en casa.

El alcohol

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, al contrario que la cafeína y la nicotina, ambos estimulantes. Ingerido antes de acostarnos, puede parecer que facilita el sueño inicial. Sin embargo, a medida que el alcohol se metaboliza en nuestro organismo, provoca despertares a lo largo de la noche. El alcohol además favorece la presencia de la apnea del sueño, aumento de ronquidos y la aparición de pesadillas.  

Por ello, lo más recomendable es evitar las bebidas alcohólicas entre 4 a 6 horas antes de ir a dormir. Si realmente te preocupa descansar por la noche y dormir con un sueño reparador, te interesa eliminar su consumo totalmente, al igual que con el tabaco. Además, no sólo tu sueño lo agradecerá: tu salud en general se verá beneficiada.

Imágenes: © Alexandra Gl – Fotolia.com, © Rumkugel – Fotolia.com

Sigue descansando